ROÑA Y BLUES

Roña y Blues….

Hace un par de días escuché de un estudio que demostraba científicamente la eficacia de la Musicoterapia….se demostró con mil y tantos niños sometidos a sesiones de música New Age, que ésta bajaba su agresividad………. apostaría mi mano derecha, que un estudio que someta a esos bebés a escuchar a Slayer o Ántrax aumentaría su agresividad, o si escuchan a Mazapán serán un poco más mamones que si escuchan algún disco de 31 minutos, y así… dándole a la música un uso entre hipoalergénico, vitamínico, sedante y de charla de Paulo Cohelo.
Sin tener nada contra de la música de un tipo u otro, (en realidad sí, pero no viene al caso), creo que al tomar la música con fines terapéuticos es como ritalinizarla, …qué pasará mañana con esos niños a quienes les pusieron Enia cuando estaban ansiosos?...acaso correrán a escuchar a Pablo Herrera cuando no puedan dormirse; o a Arjona cuando tengan estitiquez y necesiten algo que les ayude….

Sin entrar en lo que puede haber significado la música para los distintos pueblos y culturas; y sin pretender lanzar la primera piedra de caer en la ingenuidad de que todos le hemos dado en algún momento a la música un uso determinado, con un fin predeterminado, lo preocupante de todo esto, es que con toda esta cosa de la era de acuario, de los niños índigo y cuanta cuestión….el uso terapéutico de la música empiece a ocupar un lugar que desplace el lugar de la música como una extensión de nosotros mismos…..

Roña: Me encontré con esta palabra hace un tiempo, se usa en el ambiente del tango para dar cuenta de esa impureza que le da la esencia al tango, y que le distingue de tantas imitaciones que se han hecho post-piazzola…..es ese aire errático que hace que un verdadero tango se huela con algo de hediondez, duela y se sienta en la tripa, hace que el Tango no pueda ser interpretado por Luchito Jara ni Celine Dion…esa roña, que puede ser algo imperceptible, es algo decisivo….tan decisivo a la hora de los ‘qué hubo’, como la diferencia que puede haber entre un pie de cueca al son de los Quilcheros o los huasos de algarrobal v/s cuecas de Los Perlas o los Pulentos de la Cueca…….tan decisivo como el final de un tango . tan, tan!!.
Creo que esa roña se extiende más allá del tango o de una corriente musical específica….la encontramos en los bluseros de verdad….Esa bella suciedad que encontramos en los solos de guitarra de Jimmy Page, en la voz carrasposa y desgarrante de Janis Joplin cantando ‘Maybe’, o en la nunca repetible versión de ‘the trill is gone’ de B.B. King. Esa cadencia que se soporta por las penas (blues) que pasamos cuando no nos anestesiaron con un vademécum musical. Esas notas rugosas que nos dejaron como una servilleta mojada sobre una mesa de la cual ya todos se fueron.

Más allá de un uso terapéutico de la música, creo que sería loable defender esa potencialidad de llevarnos un lugar a otro que tiene ese noble arte, sin que tengamos idea de cual será ese otro lugar….pero que es un sitio que no habíamos visitado de nosotros mismos.

Así como alguien decía que no nos bañamos dos veces en el mismo río, creo que no escuchamos dos veces la misma canción…no es la misma Sgt. Peppers que escuchamos por primera vez, la que volvemos a escuchar por enésima vez después de tantos años..


En todo caso, me atrevo a plantear un vademécum musical:

Para levantarse en la mañana: ‘Fanfarria para el hombre común’, de Emerson, Lake and Palmer, o ‘cauzas y azares’ de Silvio rodriguez.
Para dormirse: (por alivio) ‘The Big Blue Oberture’, de Eric Serra; (o por que mejor es dormirse que seguir escuchando) cualquier cosa de Alberto Plaza.
Para tomarse un Whisky: ‘My funny Valentine’, de Winton Marsallys.
Para tomarse un mojito: ‘Un montón de estrellas’ de Polo Montañez (el guajiro)
Para atreverse: ‘La madre del cordero’ de Tito Fernández.
Para no arrepentirse: ‘My way’ de Frank Sinatra
Para alivianarse del mundo: ‘Black Bird’ de the Beatles (Paul Mcartney)
Para quemar una micro: ‘Llegó volando el cuervo’ de Patricio Mans
Para hablar de fútbol: ‘el Crack’ de los miserables.
Para enamorase: ‘Tu amor’, de Charly García
Para desenamorarse: ‘Please Release Me’, de Engelbert Humperdink
Para cortarse las venas: ‘Arriesgaré la Piel’ de Inti Illimani
Para Reir: ‘Objeción Denegada’ de Juan Pablo Sopa (31 minutos)
Para llorar: ‘Adios Nonino’ de Astor Piazzola
Para recobrar la esperanza: Here Comes The Sun, de The Beatles (George Harrison)
Para hacer crítica social: ‘Quien mató a Gaete’ de Mauricio Redoles
Para extrañar a un amigo: ‘Wish tou were here’ de Pink Floyd
Para declararse: ‘El día que me quieras’ de Carlos Gardel
Para reírse irónicamente: Cualquiera de Alvaro Scaramelli
Para que se te quite la alegría: Cualquiera de Radiohead
Para sentir vergüenza ajena: Cualquiera de Ricardo Arjona o Alvaro Scaramelli
Para prenderse: Dirty Deeds Done Dirt Cheap, de AC-DC


Xebeche,
El que habla fuerte y no dice nada